Conversación abierta sobre prácticas de spanking en pareja

Spanking: qué es y cómo practicarlo

¿Alguna vez te ha excitado la idea de dar o recibir azotes durante el sexo? El spanking, también conocido como azote erótico, es una de las fantasías más comunes y menos contadas. Tiene algo de juego, algo de tensión y mucho de deseo. En este artículo te contamos qué es realmente el spanking, por qué tantas personas lo fantasean y cómo puedes explorarlo de forma segura, sensual y sin tabúes

¿Qué es el spanking?

El término «spanking» se refiere a la práctica de dar o recibir azotes suaves durante el sexo o los juegos previos, con la finalidad de intensificar la excitación. No se trata de violencia, sino de una forma de dominación y entrega consensuada entre personas adultas que buscan nuevas formas de sentir placer.

Los azotes pueden darse con la mano o con elementos como una fusta, una paleta suave o incluso con la propia ropa. La clave está en el ritmo, la comunicación y el consentimiento.

¿Por qué gusta tanto?

El spanking activa zonas sensibles como los glúteos, pero también despierta emociones que pueden ser muy intensas: la tensión de esperar un golpe, el sonido, la sensación de control o de entrega. Todo eso estimula no solo el cuerpo, sino la mente.

Para algunas personas, recibir azotes es una forma de liberar tensiones. Para otras, darlos representa un juego de poder que excita sin necesidad de palabras. También puede fortalecer la confianza entre quienes participan, ya que implica comunicación, escucha activa y respeto por los límites del otro.

Spanking suave vs. BDSM duro

El spanking suele ser una puerta de entrada al BDSM, pero no implica necesariamente dolor ni juegos extremos. Muchas parejas lo practican de forma ocasional y ligera, como un complemento a una relación sexual clásica. Todo depende de las ganas, los acuerdos y la confianza mutua.

Cómo practicar el spanking de forma segura

  1. Hablad antes: Antes de comenzar, es importante hablar sobre lo que os apetece probar, dónde están los límites y qué cosas están fuera de juego.
  2. Estableced una palabra de seguridad: Una palabra que, si alguien la dice, detiene el juego inmediatamente. Puede ser «rojo», «pausa» o cualquier otra que no se use en el contexto erótico.
  3. Empezad poco a poco: Los primeros azotes deben ser suaves. Observa la reacción, escucha el cuerpo del otro. La escucha activa y el placer consciente son esenciales en cualquier encuentro. Si quieres profundizar en cómo dar placer con sensibilidad, te recomendamos leer nuestra guía sobre cómo hacer buen sexo oral a una mujer. El tono puede subir si ambos se sienten cómodos.
  4. Evita zonas peligrosas: Nunca azotes en la espalda baja, el cuello, la cara o las articulaciones. Los glúteos y los muslos son zonas seguras y muy erógenas.
  5. Cuida el ambiente: Música, luz, temperatura, mirada. Todo influye. El spanking también es un juego de atmósfera y tensión sexual.
Pareja disfrutando de intimidad y confianza después de practicar spanking

Fantasías que despierta el spanking

El spanking va mucho más allá de un simple gesto. Puede despertar fantasías como:

  • Sentirse dominado/a o dominar
  • Jugar a «ser castigado/a»
  • Ser observado/a mientras recibe o da azotes
  • Incluirlo en roles tipo maestra/alumno, jefe/subordinada, etc.

Estas fantasías son naturales y personales, y no hay una forma correcta de sentirlas. Algunas personas disfrutan solo imaginándolas. Otras quieren hacerlas realidad. Ambas opciones son válidas y saludables.

¿Es el spanking para ti?

Tal vez. O tal vez no. Solo hay una forma de saberlo: explorando con alguien de confianza. Si te intriga pero no sabes por dónde empezar, puedes hablarlo con tu pareja o incluso con una persona experta en juegos de rol eróticos.

Lo importante es que siempre te sientas libre, cómoda y sin presiones. Y recuerda: los límites los pones tú.

Mujer sonriendo con picardía, evocando juegos sensuales como el spanking

En resumen

El spanking es mucho más que un azote: es juego, tensión, placer mental y físico. Se basa en la confianza, la comunicación y el deseo mutuo. Si te interesa probarlo, hazlo sin prisa, sin tabúes y con mucho respeto por lo que ambos sentís.

A veces, basta un gesto, un sonido o una mirada para encender una fantasía que ni tú sabías que tenías.

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